Fue ratificada por unanimidad en el pleno del 31 de julio
⇒ Compartimos el texto íntegro leído en el Pleno por María Sánchez, presidenta de la Asociación LGTBIQ+ Lebrija Diversidad.
POR UNA LEY INTEGRAL CONTRA LOS DELITOS DE ODIO Y LA PROTECCIÓN UNIVERSAL DE LAS VÍCTIMAS 2024.
El 22 de Julio, fue el Día Europeo de las Víctimas de Crímenes de Odio instituido por la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa tras una campaña promovida por el Movimiento contra la Intolerancia para recordar a las Víctimas de Oslo y Utoya de 2011, y a su vez a todas las personas que son víctimas de delitos de odio e intolerancia criminal. El crimen de odio terrorista perpetrado por el fanático neonazi Breivik, que acabo con 77 personas en su mayoría adolescentes, fue motivado por el odio hacia sus víctimas por el simple hecho de defender una Europa abierta y democrática construida sobre la base de valores de TOLERANCIA E INTERCULTURALIDAD, que reconoce la dignidad de la persona y a la universalidad de los derechos humanos. Fue una masacre singular pero no fue un episodio único o aislado, pues hechos criminales de esta índole y atentados anteriores y posteriores como en París, Madrid, Orlando, Barcelona, Nueva Zelanda, Búfalo, Nigeria… entre otros, evidencian que la intolerancia criminal llevada a cabo por fanáticos extremistas, violentos y totalitarios, basada en el rechazo hacia el diferente, es una realidad persistente.
Un tsunami de intolerancia, MOTOR DE LOS CRÍMENES DE ODIO, amenaza al mundo con volver a tiempos de persecuciones, asesinatos, horrores como el Holocausto y otros crímenes contra la humanidad. La actual ola de Antisemitismo global, constatada en nuestro país con un incremento del 77% de incidentes antisemitas, nos lleva a evocar esa terrible tragedia vivida en los años 30 que acabó con la vida de más de 11 millones de personas a las que se les consideró “vidas sin valor”. Con un enfoque universal de los Derechos Humanos, DESDE LA PERSPECTIVA DE LA VÍCTIMA y de la protección de la dignidad intrínseca de la persona, los crímenes o delitos de odio hacen referencia a toda acción penal motivada por intolerancia al diferente, así lo afirman el Consejo de Europa y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, entre otras. Son una trágica realidad en un contexto de crecimiento de polarización extremista y de proyecciones de xenofobia, racismo, antisemitismo, disfobia, de intolerancia hacia religiones y convicciones, misoginia y sexismo, homofobia y transfobia, antigitanismo, edadismo, ultranacionalismo, fanatismo ideológico, y de otras expresiones de intolerancia. Esa definición de intolerancia, insistimos, desde un enfoque universal, debe contemplar toda actitud o conducta de rechazo también hacia el aspecto físico, neurodiversidad, realidad genética, salud mental, lengua, origen territorial, condición profesional o cualquier otra que niegue el valor universal de la dignidad humana, sus libertades y derechos de la persona por su diversidad, o manifestación se su condición humana, a la par que quiebra los valores de concordia, tolerancia, inclusión, pluralidad y Paz.
En resumen: toda persona o grupo, que sea víctima de una infracción penal a razón de cualquier característica o circunstancia personal o social, real o supuesta, ha de ser protegida. Por todo ello, las centenares de asociaciones y entidades firmantes reclamamos una acción firme frente a esta problemática y requerimos a las instituciones españolas una Ley Integral contra los Delitos de Odio y de Protección Universal de la Víctima, con capacidad para intervenir con eficacia en todos los ámbitos, desde la prevención fomentando la educación para la Tolerancia, hasta la sanción y asistencia integral a la víctima, garantizando así la protección y apoyo a todas las PERSONAS QUE SUFREN ESTA LACRA por ser quienes son, conforme prescribe la Constitución española. Mientras tanto, para que todo ello sea posible, llamamos a la ciudadanía a una Campaña permanente hasta lograrlo y a promover acciones “in memoriam” con Ayuntamientos e Instituciones, asociaciones, y empresas, para iluminar nuestras ciudades y pueblos con el color AZUL que alumbró la solidaridad con las víctimas del terrorismo, la violencia escolar y otras generadas por la intolerancia criminal, bajo el lema: LA TOLERANCIA APAGA EL ODIO.